Hoy voy a hablar de un cosmético que está muy de moda, los sérums. Pero, ¿qué es un sérum? ¿En qué se diferencia de una crema? ¿Es para mí? ¿Cuándo lo aplico? En esta entrada resolveremos todas estas preguntas, vamos allá.
Los sérums son un cosmético cuya principal característica es tener una mayor concentración de principios activos y que además se distinguen por tener una textura muy ligera. Si los comparamos con las cremas, debido a limitaciones del formato, éstas últimas no pueden añadir tanta cantidad de principios activos sin poner en riesgo la estabilidad de la emulsión. Además, las cremas tienden a ser más untuosas.
Fundamentalmente se pueden distinguir cuatro tipos de sérums según su formato cosmético:
- Disoluciones acuosas: son los más básicos de formular, que no por ello los menos potentes. Tienen la consistencia de un tónico o un agua micelar. Básicamente añadiremos principios activos solubles en agua en una base acuosa.
- Geles: parecidos a las disoluciones acuosas pero con una textura gel. En mi opinión tienen una mejor aplicación.
- Cremas fluidas: emulsiones muy muy ligeras que combinan principios activos solubles en agua y principios activos solubles en aceite.
- Base oleosa: solo contienen principios activos solubles en aceite. En definitiva, consisten en mezclar dichos principios activos en una base oleosa.

Como puedes ver, todos los formatos cosméticos tienen una textura ligera, de ahí que el envase con el que asociamos los sérums sea una botellita de cristal con un dosificador de pipeta. Pero, ¿por qué queremos que sean tan ligeros? Porque la idea es aplicarlos antes de la crema hidratante (pero después del contorno de ojos) para complementarla. Queremos incluir principios activos en una mayor cantidad para tratar problemáticas específicas de la piel, como pueden ser: necesidad de antioxidantes; necesidad de exfoliación; ayudar a calmar, hidratar y regenerar la piel con problemas; ayudar a eliminar manchas…
En función de la problemática que queramos tratar, tendremos que elegir un formato de sérum u otro dependiendo de en qué medio se disuelvan los principios activos que necesitamos. Por ejemplo, si queremos hacer un sérum regenerativo para piel sensible o dañada en el que queremos incluir alantoína, pantenol y colágeno, podemos decantarnos por un formato gel o una disolución acuosa, ya que todos los principios activos son solubles en agua. Pero si por ejemplo queremos hacer un sérum antioxidante y regenerativo con palmitato de ascorbilo, coenzima Q10 y bakuchiol, optaremos por un sérum de base oleosa para poder disolver estos activos.
En resumen, usar un sérum no es imprescindible en nuestra rutina pero son útiles cuando quieres hacer frente a una problemática específica de tu piel. Se pueden usar tanto en la rutina de mañana, como en la de noche, como en ambas. Puedes tener un único sérum o uno para por la mañana y otro para por la noche. Eso sí, recuerda que dentro de nuestra rutina se incluirán después del contorno de ojos pero antes de la crema hidratante. Esto es especialmente importante si estamos usando un sérum exfoliante, para que no nos irrite el contorno de ojos. Otra cosa a tener en cuenta es que si usas un sérum oleoso puede que tu piel no te pida más hidratación y te puedas saltar la crema.
Como puedes ver se puede usar y formular de diferentes maneras y es fácil adaptarlo a tu rutina. !Te animo a probarlo si aún no lo has hecho!
Espero que esta entrada haya servido para despejarte alguna de las dudas que pudieras tener sobre este cosmético tan versátil.
¡Nos vemos en la siguiente!