En los últimos tiempos los antioxidantes están en boca de todo el mundo pero, ¿qué son realmente? ¿Cuáles son? ¿Cómo los podemos incluir en nuestra rutina? Hoy hablamos de estos principios activos tan interesantes.
¿Qué son los antioxidantes?
Primero vamos a empezar hablando de los radicales libres.
Los radicales libres son moléculas inestables que se generan de forma natural en procesos como la respiración celular, pero su cantidad verse aumentada debido a factores como la exposición al sol, la contaminación, el estrés, el tabaco o una mala alimentación. Cuando hay un exceso de radicales libres en el organismo, éstos empiezan a dañar estructuras celulares como proteínas, lípidos y el ADN. Este deterioro que sufren las células debido al exceso de radicales libres es lo que conocemos como daño oxidativo. En la piel, esto se traduce en signos de envejecimiento prematuro, pérdida de firmeza y una textura irregular.
Aquí es donde entran en acción los antioxidantes: neutralizan estos radicales libres, evitando el daño celular y ayudando a mantener una piel más sana y luminosa.
Es muy importante recordar que la exposición prolongada y sin protección al sol provoca el envejecimiento prematuro de nuestra piel. Así que además de incluir antioxidantes en tu rutina facial, es muy importante usar siempre un protector solar. Más vale prevenir que curar.
¿Qué antioxidantes podemos incluir en nuestros cosméticos?
Existen muchos antioxidantes que podemos incluir en nuestra rutina, aquí voy a hablarte solo de algunos de ellos.
- Vitamina C: el antioxidante por excelencia. Además de su principal característica como antioxidante, también ayuda a reparar la piel dañada o desvitalizada, aumenta la producción de colágeno y actúa como despigmentante. A nivel formulación necesitamos saber que hay varios tipos de vitamina C, algunas estables y otras no estables. De las estables, que son más sencillas de incluir en nuestras formulaciones, tenemos el ascorbyl glucoside (la vitamina C soluble en agua) y el palmitato de ascorbilo (la vitamina C soluble en aceite).
- Niacinamida (vitamina B3): Además de su acción antioxidante, la niacinamida tiene otros beneficios para la piel, como reforzar la barrera cutánea, ayudando a retener la hidratación; regular la producción de sebo, ideal para pieles grasas o con acné; reducir la inflamación y el enrojecimiento, ayudando en afecciones como la rosácea o unificar el tono de la piel, disminuyendo las manchas y la hiperpigmentación. Es un ingrediente muy versátil y bien tolerado por la mayoría de los tipos de piel.
- Coenzima Q10: es un potente antioxidante, evita la degradación del colágeno y también restaura la barrera lipídica de la piel, favoreciendo el buen funcionamiento de las membranas celulares.
- Aloe vera: es antioxidante, calmante y nutritivo. Tiene grandes propiedades en cosmética natural ya que aporta un gran frescor y es muy bueno para pieles grasas debido a su poder astringente.
- Vitamina E: tiene un gran poder antioxidante y además se absorbe muy bien a través de la piel. También tiene poder antiinflamatorio, lo que viene bien en tratamientos del acné y la psoriasis. (No es la misma que usamos para alargar la vida de las preparaciones con aceite, esa es Vitamina E-tocoferol)
Por último, os dejo una tabla resumen de estos activos para que la tengáis a mano:
| Ingrediente | Dosificación | Solubilidad |
|---|---|---|
| Ascorbyl glucoside | 0-5% | Agua |
| Palmitato de ascorbilo | 0.5-8% | Aceite, alcohol |
| Niacinamida | 2-10% | Agua |
| Coenzima Q10 | 0.5-5% | Aceite |
| Jugo de aloe vera | 0-99% | Agua |
| Vitamina E | 0-5% | Aceite |
¿Habías usado antes alguno de estos principios activos? Cuéntamelo en comentarios.
Espero que te haya gustado la entrada, ¡nos vemos en la siguiente!
